miércoles, febrero 04, 2009

CRÍTICA: LA MONTAÑA MÁGICA de Jiro Taniguchi

Leer a Taniguchi siempre resulta ser un ejercicio gratificante y tonificador. Sus lecturas siempre son capaces de despertar los sentimientos más positivos y edificantes en el lector. Sus obras transmiten verdaderas sensaciones de paz, ternura, tranquilidad y amor por quienes y qué nos rodea. Y eso que, en la mayoría de sus obras, y más en las que él es el autor total, toca ciertos temas que podrían indicar todo lo contrario, pero que el autor, a pesar de ser historias y vivencias que la gente intenta rehuir y tratar de refilón en la vida real, como pueden ser el de la enfermedad y la muerte, consigue que la gente reciba otras sensaciones, más naturales y sencillas, que si el mismo tema en cuestión fuera tratado con toda su descarnada realidad y crudeza.

Esta pequeña historia es la de Kenichi, que nos narra en primera persona unos sucesos que ocurrieron cuando él sólo era un niño de once años. Tuvo que vivir, junto a su hermana pequeña Sakiko, con sus abuelos maternos cuando la madre de ambos tuvo que ser ingresada para ser operada de una grave enfermedad. Fueron momentos duros para ambos niños que, con ayuda de una salamandra que vivía en el Museo de Ciencias Naturales del pueblo (que no es otro que el pueblo natal de Taniguchi, Tottori) y el poder que residía en el interior de la gran montaña que lo presidía, intentaron que su madre se recuperara de su enfermedad.

En La Montaña Mágica volvemos a reencontrarnos con el Taniguchi que tanto nos ha marcado por su forma de contarnos las historias. Volvemos a reencontrarnos con el Taniguchi con el que pudimos disfrutar en obras como El Almanaque de mi padre, Barrio Lejano o El Olmo del Caucaso... ese Taniguchi que sabe llegar como nadie a los sentimientos del lector, de tratar temas que marcan a las familias, de las relaciones de padres e hijos, de recuerdos de infancia que te vienen de repente cuando un hecho puntual en tu vida, no necesariamente trágico, golpea ésta. Ese autor de las miradas que lo dicen todo, de los silencios que hablan, de la sencillez y paz que transmiten las pequeñas ciudades, de la belleza y pureza que transmite la naturaleza... y, porque no, de ese autor que siempre tiene a bien transmitirnos toda esa rica tradición oral y escrita de las leyendas, mitos y cultura milenaria del país del sol naciente, un país que convive y asimila a partes iguales modernidad con tradición... porque también ésta es una historia donde la fantasía está presente, donde el poder que ésta es capaz de transmitir puede lograr que sintamos y creamos que todo en la vida es posible. Una mezcla de realidad y fantasía... una buena muestra que nos recuerda claramente a toda la producción de otro gran maestro del manga y del anime como es Hayao Miyazaki desde su Estudio Ghibli.

La Montaña Mágica es una obra, un proyecto, algo diferente a lo hemos leído del autor. Aunque vemos clarísimamente al Taniguchi mesurado que todos conocemos, también podemos detenernos, formalmente, en lo novedoso que tiene la obra a la que ahora nos estamos enfrentando. Por extensión, por tamaño, por aplicación del color, ya no estamos delante del típico manga al uso serializado... aquí el autor ha querido hacer un pequeño homenaje a esa manera de ver y narrar que tiene ese otro tipo de historieta gráfica que él tanto admira, el de la Bande Dessinée.... “... he leído muchos cómics europeos que me han servido de estímulo e inspiración en mi trayectoria como autor de manga. Pero tenía otra aspiración: me apetecía crear una obra de este estilo que tanto me entusiasmaba. Está claro que la BD cuenta con una tradición y sus usos propios, pero al introducir ese estilo en el manga, al combinarlos, tenía la esperanza de poder crear una nueva forma de expresión”.

El formato elegido en Francia por Casterman es el de álbum europeo de gran tamaño y en tapa dura, historia contada en un único volumen de 62 páginas y a todo color. La edición cuidada que nos ofrece la Editorial Ponent Mon en nuestro país es en tapa dura y a todo color (era necesario mantener este último punto para remarcar la singularidad de esta obra del maestro nipón confeccionada para el mercado franco-belga), aunque aquí han decidido reducir el tamaño del álbum (suponemos por motivos de ahorro de costes de producción) al que últimamente estamos viendo que han asumido diferentes editoriales de nuestro país respecto a productos venidos desde el país vecino, con éxito, que reduce el precio de venta al público y que, en este caso, no se ve perjudicado el dibujo de Taniguchi por su reducción ya que el tamaño es superior al que estamos habituados a ver aquí de obras hechas por mangakas.

Hablar de quién me gusta más si el Taniguchi en B/N, con ese gran uso que tiene de las tramas, o éste que se nos ofrece ahora en color, yo sinceramente me quedo con el Taniguchi del que ya estoy habituado, ese autor que usa un blanco y negro de gran claridad y elegancia, de trazo finísimo, con un uso de los grises de una manera magistral y limpia, aunque también hay que reconocer que el color que aplican en este tomo Walter y Yuka tampoco desentona y no se come en ningún momento el dibujo característico del japonés, utilizando unos colores mate y fríos apropiados que le sientan bien, aunque deberíamos leer muchas obras de este autor en color para llegar a acostumbrarnos a una forma de hacer diferente en el manga, el manga con color, aunque siempre hay que recordar que son unos maestros en este campo si al anime nos referimos.

Por lo tanto, una obra interesante que, aunque no sea la mejor que hemos leído de este mangaka, sí puede ser un perfecto inicio para el lector aún no acostumbrado al manga y que, a través de éste experimento BD-Manga, quiera adentrarse en esta forma de ver la realidad y las cosas y poder descubrir un gran autor como es Taniguchi que, dentro del seinen, tiene un estilo y una forma de encarar sus relatos diferente a los de otros autores japoneses... no sin ningún motivo se intenta integrar siempre a este veterano autor dentro de la Nouvelle Manga... ¿es posible que Moebius y la Bande Dessinée haya influenciado tanto en la obra de este autor como él mismo gusta de reconocer?

Un saludo cordial.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongo que joderá esta pregunta despues de la parrafada, pero a mí solo me interesa esto y no quiero arriesgarme a leer nada de la trama:

¿Es una obra menor de Taniguchi?

EduXavi dijo...

Yo no osaría nunca en llamar "obra menor" a esta obra de Taniguchi. Lo que sí que puntualizo es que después de haber leído "El almanaque de mi padre", "Barrio Lejano" o "La época de Botchan", y ser, digamos, un "experimento a la europea", puede que se quede un poco corta de expectativas por mi parte... pero dicho esto, es una historia que no está mal y se puede leer y disfrutar de ella sin duda alguna.

Anónimo dijo...

Atípica, entendido

gracias :-)

Anonymoust dijo...

¿En serio? ¿Os parece recomendable una mierda tan gorda como es la Montaña Mágica? !Dios mio¡ Primero, en la historia no pasa NADA. Segundo, Está repleta de topicazos y de original cero. Vamos chicos, no teneis por que chuparle el nano si os han gustado sus obras anteriores. Este manga parece escrito por un niño de trece años, y ademas sin talento ninguno, ni gracia ninguna, ni emocion ninguna. Es un truño como un puño, de la primera pagina a la ultima.

EduXavi dijo...

¿Anonymoust?... como ya he comentado anteriormente, no es una obra de Taniguchi que me haya llenado tanto como lo han hecho otras como "Barrio Lejano", "El almanaque de mi padre" o "La época de Botchan", que en mi humilde opinión están uno o dos peldaños por encima, pero es entretenida, interesante y es perfectamente aceptable como lectura. Naturalmente, opiniones hay para todos los gustos, y eso es bueno y normal, faltaría más, al igual que a mí hay obras que me parecen malas y otras mejores, siempre encontrado opiniones distintas a las de uno o iguales entre diferentes lectores pero... ¿realmente es necesario utilizar cierto "vocabulario" para criticar una obra?... yo lo que siempre considero y entiendo es que, principalmente, los lectores, independiente del grado del gusto que obtengamos de las obras que leamos, siempre debemos ser respetuosos con el trabajo de un autor, que seguro que ha puesto, más o menos, todo de su parte esté o no más o menos inspirado en ese momento... por lo menos eso, ¿no crees "Anonymoust"?