jueves, diciembre 24, 2009

LA OTRA CRÓNICA DEL XII EXPOCÓMIC: “de Recintos y Festivaleros”

Otro año más que hemos pasado por el Expocómic de Madrid, una de las citas obligadas para nosotros los amantes de los tebeos de todo tipo de géneros, que para gustos se hicieron los colores y que afortunadamente en este mundillo tenemos una amplia paleta. Como mi colega de viñetas, Eduard, se ha encargado de lo que yo llamo la Crónica seria, me voy a ocupar de los otros aspectos un poco más lúdicos, pero también un poco de los organizativos y, como no, de quejarnos de aquellos otros que no nos gustan, porque a pesar de lo bien que nos lo pasamos en este festival, siempre hay cosas que se pueden mejorar.

La ubicación del Expocómic sigue siendo la misma del año pasado, el Pabellón del Recinto Ferial de la Casa de Campo, fácilmente accesible desde la estación de metro “Alto de Extremadura”. Conociendo cómo es Madrid y cómo lo es su tráfico, es de agradecer que la ciudad disponga de una amplia red de transportes públicos que permitan acceder sin muchas dificultades al Festival. Cuando vas en el metro, no resulta difícil distinguir a algunos asistentes de la muestra por lo llamativo de sus indumentarias.

Y es que éste es uno de los sellos de este certamen y de sus asistentes, la gran variedad de disfraces y de indumentarias que se llevan en el recinto. Para mí esta es una de las características de los festivaleros que hace que cada año me guste más el Expocómic. El gran ambiente de fiesta que se respira ya vale la pena por sí sólo de hacer el esfuerzo de asistir. Es reconfortante, y sigue ésta siendo mi opinión personal, ver a tal cantidad de gente y de chavales que portando sus coloridas vestimentas (y en algunos casos escasas) se acercan a pesar del frío reinante en la calle hasta las puertas del pabellón. Esto es para mí lo que hace diferente al Expocómic de otros festivales, el gran apoyo popular que permite que año tras año se pueda celebrar este evento. Los tebeos son la disculpa para echarse a la calle y compartir una afición que, como ya dije antes, no tiene problemas de entendimiento de que a mí me gusta este género y a mí el otro. Nadie se va a pegar con nadie ni va a tratar de convencer a nadie; aquí cabemos todos y las viñetas de uno y otro género tienen cabida y son lo que dan sentido a esta fiesta.

Es verdad que en el más grande Salón que se celebra en España, el de Barcelona, también hay mucha gente que da color a la fiesta, pero la sensación que yo tuve este año no fue ni remotamente la misma. Una vez pasados ambos y yo como asistente a los dos en el 2009, he de decir que me lo he pasado mucho mejor en el Expocómic. Las razones no las sé, pero sí que el Salón de Barcelona tuvo este año un ambiente más frío, a pesar de celebrarse en primavera.

Vuelvo a decir que estas opiniones son mías y muy personales, pero es así cómo lo he sentido. También puedo decir que, algún amigo mío festivalero, encontraba el Expocómic como un horror por la cantidad de gente disfrazada; es otra opinión muy diferente a la mía, pero también muy respetable.

Y volviendo con el frío, no se hacía corta la espera de la cola de la taquilla situada a la entrada del recinto; entre otras cosas porque la velocidad para adquirir una entrada no siempre es la más adecuada y al final no queda más remedio que esperar a que te toque el turno. No sería mala idea la de situar las taquillas en algún sitio más resguardado, donde no se sufra tanto el frío, o incluso abrir las taquillas una media hora antes de la apertura de las puertas, para facilitar el acceso y dispensar las entradas un poco más rápido. Y para que la organización no piense que no conozco la dificultad de organizar un evento como éste, también animaría a los festivaleros a comprar las entradas por anticipado en los puntos de venta que haya al uso, para facilitarles los accesos al recinto y hacer menos colas al frío del invierno.

A pesar de la mejora en el recinto para Expocómic con respecto a sus orígenes, y gracias al éxito de público, el lugar se ha quedado pequeño, muy pequeño para tamaña cantidad de gente que llena hasta los más mínimos espacios. Es de entender que, para la organización, sólo se pueda disponer de un recinto cómo éste, porque organizar algo así es España cuesta mucho. Y es en este punto donde volvemos a la polémica del tebeo, la cultura, el arte y la falta de apoyo por parte de las instituciones y, lo que es peor, de algunos grupos editoriales para con la celebración de fiestas como ésta. No considerado como cultura con mayúsculas, supongo que las ayudas oficiales no sean las suficientes como para que Expocómic sea considerado un evento de gran importancia y que pudiera contar con más presupuesto y locales más adecuados al tamaño alcanzado hoy en día. No estaría mal que se pudiera a disposición del salón el pabellón donde en otras ocasiones se organizan actividades como “STAMPA”, el salón del grabado.

Sirvan estas frases para llamar a las conciencias de las Instituciones que han de velar por la difusión de la Cultura, y que a estas alturas deberían saber ya que los tebeos son de sobra cultura, por no decir arte. Vayan Uds. si no a los gloriosos museos del llamado Arte Moderno y díganme que es lo que allí se expone y si tiene comparación con la maestría de algunos de los grandes de la viñeta… sin comentarios, me temo.

Es cierto que hablo sin conocer la realidad de la organización de este festival con respecto a los apoyos institucionales, pero tal y como conozco la realidad del mundo del tebeo, no creo que esté totalmente equivocado en cuanto a que se podría impulsar mucho más la realización de eventos como éste. También es cierto que aunque algunas cosas han mejorado en España en los últimos años, pese a quién pese (¿verdad, Sr. Molina Foix?), aún deberían mejorar mucho más.

En cuanto a la variedad de los Stands presentes, se echa en falta la presencia de algunas editoriales grandes, cuyas razones para que no se presenten a la cita desconozco y no las puedo ni quiero imaginar. Alguien podría llamar a la famosa crisis que recorre nuestra sociedad, fácil reclamo para justificar cualquier cosa, pero con un poco de vista comercial y con la cantidad de gente que pasa al cabo del día, no es difícil no vender unos cuantos ejemplares de las últimas ediciones, aprovechando el tirón de algunos de los autores que firmaban. Sólo decir que a mí me costó encontrar un ejemplar del “Spirou” de Munuera para la sesión de dedicatorias, para la cual me tuve que ir al centro de Madrid a una librería especializada a comprarlo y volver a Expocómic. Es paradójico hablar de un salón del tebeo donde no se pueden encontrar algunos de los últimos editados. No sé si será por falta de previsión o por falta de visión comercial.

Y no me puedo olvidar de los momentos de la pausa alimenticia que todo buen festivalero debe tener (de papel impreso no vive el hombre y la persona humana también se cansa), porque se echan en falta sitios para comer. Para encontrar algo decente que llevarse a la boca hace falta recorrer el Paseo de Extremadura hasta dar con algún restaurante que ofrezca un buen menú del día a precios razonables; aunque para algunos bolsillos no quede más remedio que paliar el hambre a base de bocadillos o sándwiches más bien cutres, que tampoco resultan económicos para lo que ofrecen. Por cierto, en el bar del recinto se me ocurrió comprar un botellín de agua y su precio era el de dos latas de refresco… me quedé como el agua que contenía, helado.

Se echa de menos, y esta es una sugerencia, una carpa en el exterior del recinto con mesas para comer y algunos puestos de comida, como los que se encuentran en las fiestas de las ciudades y pueblos. Con un poco más de esa visión comercial de la que hablaba antes, aparte de facilitarle la vida a los festivaleros, se podría hacer un poco de caja a base de vender comida, pero sin abusar de los precios, tendencia que se da cuando hay algún evento en el que se piensa en ganar mucho dinero y rápido.

En fin, qué le vamos a hacer… sirvan estas reflexiones para que si alguien las puede encontrar interesantes, se puedan aprovechar. En caso contrario, ahí quedan como opiniones personales. De ninguna manera se pueden considerar estas mis impresiones como reproche alguno a la organización del Expocomic, puesto que como aficionado no puedo estar más que agradecido con que se pueda celebrar año tras año y nos den la oportunidad de asistir.

Para todo este artículo, lo he venido ilustrando con fotos de festivaleros de los que fueron vestidos para la ocasión y que, como ya dije, son los que hacen que este salón sea tan animado siempre. A todos los que han posado para mis fotografías, muchas gracias por dejarse retratar. Para mí ha supuesto un deleite el poder guardarme en algunas imágenes con un poco del espíritu vivido durante esos días. Y si alguien de los que aquí aparezcan quiere una copia de la foto, que no duden en pedírmela; puede que tarde un poco pero al final se la enviaré a todos.

Bueno, no me queda ya más que despedirme y desearos a todos paciencia hasta que llegue la próxima edición. Un saludo a todos.

1 comentario:

Giuseppe dijo...

Muchas ideas muy razonables y que mejorarían el festival y faclitarían las cosas a los asistentes.